Importancia del aceite térmico en la industria

Hoy en día el aceite térmico tiene un uso generalizado en el sector industrial, utilizado ampliamente como transmisor de calor y en multitud de casos suele ser un substituto ideal al uso de vapor de agua debido a sus propiedades y capacidades.

Una de las capacidades de los sistemas con aceite térmico son poder mantener una regulación fina de la temperatura, lo cual los hace ideales para una gran multitud de aplicaciones industriales, donde otros sistemas con procesos caloportadores, son difícilmente regulables, pudiendo trabajar a temperaturas de más de 300 grados centígrados.

Otra de las capacidades que hacen de los aceites térmicos ideales en procesos industriales, es la baja presión de utilización respecto a otros fluidos caloportadores, evitando fugas, corrosiones, permite simplificar la instalación, el mantenimiento y mejorar la seguridad, así como facilitar la adaptación del calentador al proceso productivo, y convierten a los equipos de aceite térmico en cuanto a la clasificación de calderas, en los equipos que ocupan muy a menudo la categoría menos restrictiva.

Los primeros procesos que usaron aceite térmico, fueron procesos que requerían elevadas temperaturas para trabajar, no haciendo al vapor de agua una alternativa favorable

Desde la introducción de las primeras instalaciones de calderas de aceite térmico, la aplicación a la industria no ha parado de desarrollarse, convirtiendo las instalaciones de aceite térmico en la alternativa tecnología más adecuada en los procesos industriales de calentamiento indirecto, que comparativamente son de bajo mantenimiento y precisión térmica.

Las instalaciones de aceite térmico tienen una durabilidad casi ilimitada, lo cual permite una fácil aplicación en sectores muy variados como el sector farmacéutico, el químico, el sector del plástico, la automoción, el sector hospitalario, el sector hotelero la alimentación, el sector petroquímico, por poner algunos ejemplos.

Las capacidades y propiedades del aceite térmico hacen a esta tecnología más apropiada que la tradicional del vapor de agua, debido a sus menores costes de mantenimiento, una mejor amortización de las instalaciones, a su laxo tiempo de utilización y a la no necesidad del tratamiento del fluido térmico entre algunas de las mejoras que ofrece.